La familia, núcleo social, transmisor de genes y costumbres

La familia es esa comunidad de personas de igual sangre y genética, que tratan de ampararse desde el nacimiento hasta la muerte en toda ocasión, relacionándose entre sí con sentimientos muy firmes de lealtad y solidaridad.

Situación general

Histórica y geográficamente, desde los albores de la prehistoria, la familia se ha basado en: 

  • una tribu étnica, en el modelo patriarcal de pareja hombre-mujer junto con los padres del hombre, 
  • en el matrimonio con numerosos hijos propios o adoptados, 
  • en una madre con sus hijos en las familias monoparentales y, 
  • desde hace pocas décadas y en Occidente, en parejas de hecho con o sin formalización.

 A lo largo de los siglos, la pobreza, la vergüenza, la desgracia o la guerra han descolocado mínimamente estos modelos de familia y encontramos niños y niñas sin padres, a los que los gobiernos sitúan en su niñez en orfanatos para su cuidado y crianza.

El progreso de los últimos años ha permitido, por una parte, el divorcio civil en numerosos países, y así encontramos familias de hermanos con distinto padre o madre, y por otra, ha limitado el número de hijos a uno o dos por pareja en las poblaciones de Europa, América y Australia, siendo aún mayor el número de hijos en zonas rurales de estos continentes, y desde luego en áreas africanas o asiáticas, donde el apego a la religión y tradición de la familia numerosa sigue siendo una constante.

El descenso acelerado de la natalidad en todo el mundo es muy reciente y hasta preocupante. Los anticonceptivos y el empleo remunerado de las mujeres determinan el número de hijos en cada familia, tanto o más que el nivel de renta, también crucial en la decisión de ser padres y en especial de ser madres. Es fundamental para mantener el volumen de población en cada país el amparo institucional a las familias, traducido en subvenciones, en flexibilidad de horarios que permitan la conciliación de la vida familiar, laboral y escolar, y en actividades lúdicas para la infancia en su período de vacaciones.

Clases de familias

Tenemos varias opciones en la actualidad, pues se puede acceder por matrimonio a la familia aristocrática o de alto nivel económico, también por matrimonio establecemos vínculos privados afectivos con los parientes de nuestro cónyuge, e incluso si somos inmigrantes menores de edad podemos llegar a una familia de acogida o conveniencia que sea autóctona de nuestro país de destino. 

Por supuesto, tenemos familias numerosas con tres o más hijos, familias monoparentales con un solo adulto e hijos, familias con matrimonio de dos hombres con o sin hijos, familias de dos mujeres con o sin hijos, y familias de hombre y mujer sin hijos, unidos por vínculo o sin él.

También existen, desgraciadamente, otras clases de familias, como las que se dan dentro de matrimonios concertados o de padre polígamo. Así, y por consiguiente, aún existen en distintas naciones del globo terráqueo distintas catalogaciones de hijos: legítimos, bastardos, raptados y también abandonados, aunque todos precisan dedicación absoluta y amparo legal.

La sociedad organiza la familia para que cuide de la infancia, la ancianidad, los discapacitados y los enfermos, con nulo aporte institucional hasta hace muy pocos años. Los padres ofrecen a su vez a los hijos apoyo material y moral, de forma constante y desinteresada, esperando un cuidado de esos hijos en su vejez.

A través de esta célula primaria de organización social se perpetúa la propiedad y el territorio, con leyes sobre la herencia y su reparto, con normas religiosas muy aceptadas y con costumbres transmitidas de generación en generación, donde la vida de las mujeres ha resultado decisiva por su dedicación completa al esposo y retoños. Gracias a ellas la sociedad ha sobrevivido a todo tipo de situaciones y avanzado hasta llevarnos desde los primitivos homínidos hasta la actualidad.

Mientras el padre guerrero luchaba y moría en la conquista de nuevas tierras que incrementarían el poder y riqueza de su gobernante, la madre agricultora trabajaba en su huerto, educaba en los preceptos religiosos y nacionales a su prole, trasmitiendo la cultura de madre a hijos e hijas y el conocimiento de su etnia. Esta madre también se ocupaba de los más vulnerables de su localidad de forma directa o indirecta. Desde ese punto primitivo venimos, evolucionando a lo largo de los siglos, pero sin perder muchas tradiciones.

Bases de la familia

Se fundamenta la familia en la satisfacción de necesidades sexuales, alimenticias y amorosas de sus miembros, en el vínculo animal y espiritual de responsabilidad absoluta de los padres hacia los hijos, en la ternura que los bebés inspiran a los adultos y en la satisfacción personal de los individuos, que destinan todos sus esfuerzos presentes y futuros a su bienestar y al de su pareja y descendientes.

Hoy por hoy, en un mundo occidental donde la libertad individual es un derecho, el vínculo matrimonial o de pareja de hecho es la referencia para la pensión de viudedad y de orfandad, así como para la cotización al sistema nacional de salud y al pago de impuestos directos. También el número de hijos determina las becas de estudio de éstos, las subvenciones institucionales a proyectos empresariales y las condiciones de concesión de las hipotecas.

Las actuales familias numerosas se asocian para aliviar sus costes fijos, conseguir objetivos sociales e informarse de temas de salud, alimentación, economía y convivencia que les atañe. Exactamente igual ocurre con las familias monoparentales, implicadas todas en solucionar la intendencia diaria de sus miembros y labrar un futuro armonioso para los mismos.

Los individuos se crían en familias por todo nuestro planeta, con sus contradicciones inherentes y sus innegables ventajas de confianza, ayuda y estímulo al crecimiento laboral y personal. Durante siglos el modelo ha permanecido invariable, estático, muy regulador de actitudes tradicionales, como garantía del poder social y religioso establecido, pero las costuras del modelo están cediendo para admitir nuevos modelos de familia, para reforzar a sus miembros y, para obtener mayores recursos de las distintas administraciones.

Novelas sobre familias

Son continuas las novelas y relatos sobre temática familiar, ya que tanto lector como autor conocen de primera mano las relaciones y experiencias entre padres, hijos, cuñados, hermanos o primos, y ellas son el hilo conductor que describe batallas, revoluciones, romances, procesos legales, y construcción de ciudades, entre otros mil argumentos.

Destacamos varias obras literarias, algunas hasta en el título llevan el asunto familiar como estandarte. Por ejemplo, La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, describiendo la posguerra española de mil novecientos cuarenta; Los Hermanos Karamazov de Fiódor Dostoyevski, describiendo la Rusia zarista del siglo XIX; Las dos hermanas de Stefan Zweig, ambientada en Viena a principios del siglo XX; Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, la obra maestra del realismo mágico; El padrino de Mario Puzo, donde se dibuja a la perfección la influencia de La Mafia italiana en el siglo XX; Los Pilares de la Tierra de Ken Follet, donde la construcción de catedrales y puentes en la Edad Media en Inglaterra es el marco ambiental de varias generaciones; y Las crónicas de Narnia de C. S. Lewis, que recrea mundos imaginarios de apariencia medieval.

Películas sobre la familia

A su vez, el cine ha llevado a la gran pantalla muchas de estas novelas y otras sin base literaria, pero todas con gran éxito de taquilla, como son: La familia y uno más de Fernando Palacios, La familia de Pascual Duarte de Ricardo Franco, El padrino de Francis Ford Coppola, La guerra de las galaxias de George Lucas, una larga y deliciosa saga espacial, Pequeña Miss Sunshine de Jonathan Dayton, comedia sobre las vicisitudes de una familia americana actual, Coco de Lee Unkrich sobre familias mexicanas, La gran familia de Fernando Palacios, El patriota de Roland Emmerich, Mujercitas de Mervyn LeRoy sobre la paz tras la guerra de secesión en Estados Unidos, El Bola de Achero Mañas, Kramer contra Kramer de Robert Benton sobre el divorcio, La vida es bella de Roberto Benigni sobre la separación de las familias en la segunda guerra mundial, Qué verde era mi valle de John Ford sobre la pobreza en Estados Unidos en los años veinte del siglo pasado, Good bye, Lenin de Wolfgang Becker sobre la vida en Alemania tras la caída del muro, El hijo de la novia de Juan José Campanella, Roco y su hermanos de Luccino Visconti, Las cenizas de Ángela de Alan Parker, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? de Philippe de Chauveron, comedia francesa sobre los matrimonios de mujeres francesas con inmigrantes, Solas de Benito Zambrano, y muchas otras. Todas nos informan y presentan multitud de situaciones familiares, que contribuyen, por su cercanía al espectador, a que se sigan visionando con gran éxito.

Peajes familiares

Es maravilloso y natural pertenecer a una familia. Ella nos sostiene en la adversidad y nos apoya siempre. Esa dedicación familiar se paga con fidelidad. Es inútil e inhumano renegar de nuestra sangre. Además, los miembros de la misma familia, nuestros parientes, repiten un modelo de sentir y actuar, una estela a seguir que todos abordamos, con escasas renuncias.

La familia, por otra parte, no es una institución igualitaria, sino jerárquica. Los padres mandan sobre los hijos menores de edad como marca la ley, aunque en gran parte del mundo la esposa está supeditada al marido. Por otra parte, el primogénito hereda todo o gran parte del patrimonio familiar, y los hermanos se educan más que las hermanas y/o reciben más apoyo económico de los padres, ya que los varones, tradicionalmente, van a continuar con el negocio familiar y a residir con los progenitores, no así las hembras, que pasarán a formar parte de la familia del marido en gran parte del mundo.

La familia, todavía, absorbe todas o casi todas las energías de las mujeres, sin permitirles educación académica y concediéndoles menos libertad de conducta que a sus hermanos en numerosas regiones del planeta.

Muchas de las costumbres que se aprenden en la familia se basan en el reconocimiento explícito de la autoridad inapelable del varón, del patriarca, y de sus hijos varones, enalteciendo comportamientos machistas en el lenguaje, en la vida cotidiana y en las decisiones de futuro.

La transmisión de costumbres familiares se basa en la prudencia y el orden social establecido, ya que se amparan a menores de edad, a ancianos y a enfermos, por lo que la educación suele ser conservadora, clasista y religiosa.

Por último, la familia acoge a sus miembros en la desgracia, la enfermedad y hasta en el delito, por lo que el individuo sabe que sus parientes tienen la obligación moral de ampararlo.

Copias del modelo familiar

La estrategia de vida en familia proviene de un instinto animal de supervivencia, como grandes vertebrados y primates que somos. Provisión de alimento, cariño, amparo, seguridad y transmisión del conocimiento han forjado nuestra esencia. Jamás hubiéramos prosperado sin organización familiar, y la hemos tenido muy buena. 

Debido a su persistencia de milenios y a pesar de estar, teóricamente, en crisis permanente en los últimos años, la familia ha inspirado todas las organizaciones sociales, como los ejércitos, las mismas religiones, los gobiernos, los partidos políticos, las familias reales, los sindicatos, los chats de WhatsApp, las asociaciones de vecinos, las de mujeres, las profesionales, las de estudiantes, etcétera, pues todas tienen un comité directivo que ordena, encauza, controla, así como una comunidad de socios, trabajadores, militantes, soldados, monjes, seglares o jugadores de equipo, que acatan su mando, desarrollan una actividad de forma voluntaria o remunerada, y a cambio se sienten lealmente protegidos.

Triunfo familiar y alternativas

Quizá el éxito de la familia a lo largo del tiempo se deba que acoge en su seno a distintas generaciones, sexos y caracteres. La coctelera de personalidades que reúne beneficia a todos, por mucho que cada cual se sienta único.

La familia crece y se va renovando de manera natural, por lo que cuantos más miembros genera, mayor es el refuerzo de los individuos. Los hijos aprenden de los padres y los nietos veneran a los abuelos, pues las posiciones distintas y los conflictos internos se complementan y equilibran progresivamente.

En el principio de la existencia humana fue la tribu paleolítica el modelo de organización social común, con cazadores y recolectoras haciendo frente al clima adverso, a las fieras, a tribus enemigas y a la enfermedad.

Luego la familia amplia, patriarcal, se extendió por milenios en todo el orbe, con experiencias breves como comunas, donde, sin embargo, el poder no estaba igualmente repartido, sino asociado a los varones, o con comunidades religiosas de un solo sexo, que han existido siempre, y donde la jerarquía es palpable.

En los últimos tiempos, con la relajación de las costumbres y la apertura de miras sobre tabús sexuales y de comportamiento, contemplamos pisos compartidos por jóvenes de ambos sexos y residencias de ancianos, como fórmulas de convivencia con miembros que tienen sus propias familias naturales, pero en ese momento de sus vidas no viven con ellas.

Pilares clásicos

La familia aporta seguridad al individuo. Seguridad con certificado moral de ser descendiente de una raza, un pueblo, una comarca, un continente. Seguridad de refugio en caso de hostilidad en el mundo. Seguridad económica y afectiva. Incluso en Asia y África existe aún la certeza de que la familia te buscará cónyuge acorde a tu clase social y a tus posibilidades económicas.

Otro pilar de la familia es la virginidad antes de la boda y posterior entrega absoluta de la esposa y madre, que hará del hogar su núcleo vital y al que destinará sus esfuerzos hasta la muerte. No hay jubilación en la vida doméstica ni en los cuidados a las personas. Incluso se potencia y se compite en la publicidad por ser la mejor madre, la más limpia o, la más preparada para compaginar la vida moderna y la clásica.

La propiedad privada se perpetúa con las leyes de la herencia a lo largo y ancho del mundo, una vez que hay registros históricos. El divorcio, la igualdad de los hijos, las leyes de protección de los menores de edad y la de parejas de hecho, así como las de seguros de vida y las pensiones de viudedad y orfandad van modificando el código civil de cada país, que se adapta a todas las novedades.

La familia transmite valores ancestrales de respeto a la norma, de reparto de recursos, de urbanidad, de convivencia, que se iniciaron en el instinto de comportamiento animal de gran primate, se fueron adaptando al medio y siguen ofreciendo, de padres a hijos, las bases de la civilización de nuestros días en el marco geográfico pertinente.

La familia se fundamenta sobre la necesidad instintiva de tener hijos, que resulta fluctuante según cada persona, así como su apego o desapego al compromiso de tener cónyuge y serle fiel. Toda conclusión general sobre instinto de maternidad o paternidad, así como de fidelidad amorosa, es inútil, ya que cada individuo valora estos temas a su manera, siempre influenciado por la costumbre, la religión y la moral social vigente en su entorno.

Expectativas de la familia

Los viajes internacionales, el turismo, los movimientos migratorios por guerra, hambre o desempleo generarán en el futuro gran número de matrimonios de cónyuges o parejas de distintas razas y nacionalidades, lo que puede ser bueno para nuestra especie, que mejoró gracias a la extensión de cultivos, a la internacionalización de medicinas y vacunas, a la difusión del conocimiento, así como al intercambio racial.

El futuro, si nada lo tuerce, conseguirá la igualdad entre todos los miembros familiares, especialmente las de las esposas, hijas e hijos, obviando el abuso y la violencia vicaria y de género, apoyando a todos sus miembros, ya sean enfermos o sanos, discapacitados o no discapacitados, heterosexuales u homosexuales.

Las tareas domésticas, que ocupan muchas horas diarias, deberán asumirse por varones tanto como por mujeres, con la apreciada ayuda del estado en temas de dependencia, conciliación del horario escolar y profesional, tanto en los días laborables como en los de vacaciones.

La familia seguirá potenciando y aumentando la asunción de vocaciones artísticas, científicas o pedagógicas, sin temor al coste o al escándalo, ya que son los parientes próximos quienes conocen desde su nacimiento al joven artista o ingeniero/a que debe aportar todo su potencial laboral a la sociedad.

Finalmente, la familia necesitará apoyo gubernamental firme para asegurar el bienestar de los dependientes: ancianos, niños, enfermos o discapacitados.

Mejorar la oferta de vivienda será vital para el asentamiento familiar, vapuleado por crisis económicas sin fin e intereses ajenos al mismo.

La vivienda futura

 Estará conectada a los medios, aislada del frío y calor exterior, confortable, fabricada con óptimos materiales para la salud humana y animal, con buenos equipamientos en sus inmediaciones. Además, esta vivienda reciclará y aprovechará materiales al máximo. Tendrá un diseño armonioso, práctico y su oferta tendrá que ajustarse a la creciente demanda, con precios de alquiler y compra asequibles.

La vivienda social y de emergencia, tan escasa en nuestros días, debería incrementarse para colectivos muy desfavorecidos y ofrecer posibilidad de adquisición a las rentas más bajas, que hoy por hoy apenas pueden acceder a la compra o alquiler de un piso, mientras miles de casas han sido expropiadas por impago y permanecen vacías, sin nuevo comprador, o son segundas viviendas para vacaciones o arriendo de unos pocos afortunados.

Tendencias familiares

Las familias siempre se han unido a otras para formar clanes itinerantes, aldeas, asociaciones e incluso grupos de resistencia al invasor.

Constituyen una comunidad social básica que, cuando se manifiesta en la calle por alguna reivindicación, hace temblar al propio gobierno. Son un colectivo conservador, pero que cuando pierde la templanza es temible, porque puede derrocar casas reales, gobiernos, empresas y cargos públicos de todo orden.

El mimetismo familiar es asombroso. El comportamiento de los padres se aprende y trasmite a los hijos, ya sea excelente o perverso, ya abunde en buenas o malas prácticas, y es un órgano de trasmisión de cultura fabuloso.

Conclusiones

La servidumbre tradicional que tenían en sus casas las familias pudientes ha derivado hoy y en el futuro a auxiliares externos, de entrega de comida a domicilio, de asistentas por horas, de guarderías y de residencias de ancianos o enfermos.

Cuanto más se democratice la familia, más lo hará la sociedad y cuanto más progrese la primera en libertad, abundancia, empleo, disfrute de vacaciones, mejora de vivienda e igualdad interna, más lo hará la sociedad.

Con múltiples adaptaciones y cambios, este primario modelo de orden social seguirá generando y amparando a sus miembros, porque se fundamenta en nuestra propia naturaleza y en el mejor de los alimentos: el amor.

Te invito a adquirir mi libro de relatos, titulado Ventana al mundo, donde diversas y emotivas situaciones familiares abrirán un abanico de posibilidades que te van a encantar.


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