
El establecimiento comercial, radicado a pie de calle, supone, junto con la mediana empresa, el 95% del tejido empresarial español.
Tiendas
Las tiendas aparecen, se sostienen, cambian de dueño, afrontan reformas y ofrecen a sus clientes un servicio comercial y personal, de ocho o más horas al día, en un establecimiento físico, sujeto a normativa municipal, moderno y amueblado al gusto del propietario, según la moda actual en decorados estéticos, e informatizado.
Las tiendas aportan variedad de productos, profusa iluminación y surtido de ofertas a las calles, alegran las poblaciones y acercan tremendamente la mercancía al vecino, el cual tiene, junto a su vivienda, estos establecimientos de muy distintos ramos.
El `propietario de la tienda, también llamada comercio de proximidad o pequeño comercio, presenta las siguientes características:
- Conoce a sus clientes y en algunos casos, de toda la vida, pues se instaló hace décadas o heredó la tienda de sus padres. Los escucha con paciencia. Les aconseja sobre distintos productos de manera personal, ajustándose a sus requerimientos.
- Realiza su actividad a través de una sola persona, él o ella mismos, que es autónoma en el régimen de la Seguridad Social, o dos o tres personas, a menudo de la misma familia, con gestor externo para las labores administrativas de contabilidad, fiscalidad y régimen laboral.
- Afronta gastos recurrentes de suministros de agua, electricidad e Internet, así como de seguros de responsabilidad civil, impuestos municipales, de tasa de basuras y radicación de inmuebles y, cuando tiene empleados, de salarios y costes de personal,
- Exhibe su mercancía o condiciones de venta, en el caso de servicios, a través de escaparates (establecimientos de ropa, de calzado, de pan y pasteles, de libros, de compraventa de pisos con fotos de los mismos), también a través de cajas expuestas a puerta de calle(fruterías), o anuncios de letreros luminosos(farmacias, clínicas, oficinas bancarias, de seguros o viajes), o de cristales a la calle que permiten contemplar la actividad comercial del interior(peluquerías, administración de loterías, bazares).
Las tiendas que dan vida a nuestras comunidades urbanísticas son, en gran parte, bares y cafeterías, con sus terrazas y sus temáticas concretas de ruido, salida de humos, olores a comida, basura, ocupación de aceras y calzadas, pero que se han convertido en los espacios más frecuentados por familias y trabajadores tras el confinamiento y la soledad en las viviendas de los primeros meses de pandemia de Covid 19.
De hecho, la elección de tomar un aperitivo con los amigos, familiares o compañeros es la actividad de ocio más deseada y practicada hoy en día, tanto como el paseo a pie o en bicicleta. También abundan las tiendas de ropa, las clínicas privadas(dentales, de fisioterapia), los establecimientos de alimentación y las casas de apuestas, de problemática importante.
El pequeño comercio se asocia por sectores o por ubicación, con el fin de velar en comunidad por sus intereses, ya que no puede afrontar los horarios de los centros comerciales ni bajar el precio de sus productos tanto como estos últimos. Así y todo, el lugar geográfico y la calle donde la tienda física radica es fundamental. Es un valor añadido que determina el beneficio del establecimiento, pues una zona de paso es mucho más rentable que una plaza escondida, hablando de clientes que se desplazan a comprar caminando, claro.
En cuanto a novedades en tiendas físicas, tras dos años de pandemia y cierre de millares de ellas, encontramos, por ejemplo, tiendas de productos veganos, oficinas de coworking y espacios para eventos.
Cuatro fuertes competidores a las tiendas físicas trabajan ofreciendo productos de consumo frecuente:
- los centros comerciales,
- el comerciante asiático con proveedor directo extranjero,
- el mercado de abastos
- y el comercio electrónico.
Centros comerciales
Los grandes centros comerciales y de ocio, con sus hipermercados, su horario ininterrumpido de lunes a domingo en numerosas comunidades autónomas, su climatización interna que permite un recorrido ameno y entretenido en invierno y verano y su concentración de multioferta de productos son un polo de atracción de compra indiscutible.
Ofrecen aparcamiento seguro, sea o no de pago, buenas condiciones de movilidad para personas mayores y discapacitadas, así como para carritos de bebé o de compra, que solucionan de una manera cómoda la adquisición semanal de productos de primera necesidad, tan voluminosa y pesada, pero también la adquisición de un regalo original o de artículos poco comunes en las tiendas cercanas.
Presentan precios baratos que no pueden competir con los de las tiendas de calle, porque compran grandes cantidades de producto a sus proveedores, y las venden a bajo precio. Muestran, en poco espacio, toda la gama de mercancía consumible, desde el producto de primera necesidad, como los alimentos, al electrodoméstico más barato, también el más sofisticado o el viaje de placer.
Consiguen que la compra diaria, mensual y la especial de Navidad u otras efemérides se acorte muchísimo, por cuanto la mercancía, de todos los sectores y especialidades, se adquiere con rapidez, sin colas y sin necesidad de desplazamientos de una calle a otra.
En ocasiones el ruido interno del centro comercial, la profusión de luz artificial y la aglomeración de gente agobian a enfermos, niños y ancianos que desean comprar o mirar artículos, simplemente, por la velocidad y profusión de movimientos, pero también seducen al paseante o al consumidor, que observa el flujo de actividad constante y, con el tiempo, se acostumbra absolutamente.
Los centros comerciales también se han convertido en espacios de ocio, albergando cines, teatros, terrazas o jardines interiores con zonas para juegos infantiles, pasillos anchos y luminosos por los que pueden transitar sillas de ruedas, cochecitos de bebé y carros de compra, aunando actividades de tiempo libre con las obligatorias de compras domésticas o familiares.
Tiendas asiáticas
Los comerciantes chinos o hindús, con sus proveedores directos de Asia, que abaratan los precios y amplían la oferta de productos electrónicos, domésticos, de alimentación y hostelería, son otra alternativa a la pequeña tienda.
Han estabilizado sus precios poco a poco, y tienen sus consumidores asiduos (personas de renta baja o de movilidad reducida, que no pueden acudir andando a un centro comercial) o esporádicos, pero no ofrecen marcas sofisticadas.
En las grandes ciudades y ya también en los pueblos abastecen de productos con origen en China o India que en algunos casos no se encuentran comúnmente en las tiendas clásicas, captando también, poco a poco, las preferencias del público occidental, ávido de nuevos gustos, sabores y prendas confeccionadas más picantes, coloridas y baratas.
Comercio electrónico
Se va imponiendo la compra por Internet, para adquirir ropa usada o nueva, viviendas, libros, comida y entradas a eventos artísticos, culturales o deportivos por distintos motivos, como la rapidez, la entrega en el domicilio, la comodidad de elegir con un clic, sin colas ni aglomeraciones, incluso por la rebaja que a veces aporta con relación a la compra directa en un establecimiento.
Si bien la tienda física compite absolutamente con la tienda online, exhibiendo los mismos productos, en el caso de los servicios corporales no hay forma de prestarlos a través de una web. Así ocurre con las clínicas(dentales, de fisioterapia, podológicas, etcétera) bares y cafeterías, peluquerías, gimnasios u oficinas(de seguros, viajes, de autoescuelas). De manera que los empleados de estos establecimientos no pueden teletrabajar, sino atender a los clientes presencialmente. Sin embargo, una característica común del comercio en tienda física y online es la venta por recomendación.
Es enorme la capacidad de la venta online para llegar al más remoto consumidor. Los compradores nos hemos aficionado a las pantallas para encontrar las mejores ofertas y comparar precios en un instante. El pago con tarjeta se ha universalizado, hasta el punto de que el dinero prácticamente ha desaparecido en algunos países. Ya podemos pagar un café y un billete de autobús con tarjeta de débito o crédito, y salir al extranjero con escasa moneda del país visitado, porque los servicios bancarios y las webs de hoteles y líneas aéreas, traducidas al español o al inglés, nos permiten contratar estancias y vuelos en un clic. Esto responsabiliza por completo al comprador, que puede seleccionar el producto sin errores, o con ellos, en un clic.
La pandemia de 2020 también ha multiplicado las ventas en e-commerce, pues en tiempo de confinamiento la única conexión con el mundo exterior, con el mercado y las relaciones amistosas, comerciales o familiares, eran la pantalla del móvil o del ordenador, en definitiva, webs que nos informaban y comunicaban con los demás.
Teletrabajo
El teletrabajo es opción muy ansiada por numerosos trabajadores, ya sea por cargas familiares especiales, o por residencia muy alejada del centro de trabajo; ha sido muy practicado a partir de la pandemia de 2020, continuando en nuestros días, pues ha llegado para quedarse.
El teletrabajo ayuda en algunos casos a la conciliación familiar, permitiendo trabajar en casa cuidando a un pariente, por ejemplo, pero aumenta los gastos de electricidad y teléfono de los trabajadores, aunque disminuye los de transporte al centro de empleo, ahorrando tiempo de desplazamiento de ida y vuelta.
Los emprendedores se están decantando más por el teletrabajo que por la instalación de su negocio en taller o tienda física. Se pronuncian más por instalar su oficina en su propia casa, que por alquilar un local o nave industrial o comprarlos y dedicarse en él a su actividad. La pandemia ha trasladado de sus oficinas a sus viviendas a muchos autónomos y también autónomas, en especial si han sido madres recientemente o tienen a su cargo un familiar enfermo.
Estos emprendedores autónomos se sienten más cómodos alquilando por horas espacios de coworking para reuniones o trabajo administrativo, pero ya no tienen ese contacto diario con otros colegas del ramo o de otros sectores, como cuando acudían a su oficina. Y el contacto con colegas, con representantes de otras marcas o agentes comerciales es importante para distraerse e informarse, como lo es caminar por la calle o tomar el autobús, en definitiva, salir al mundo en invierno, verano y primavera, cambiando de aires.
Más características de las tiendas
La tienda física tradicional, con el icono de su marca en la fachada, es un reclamo para el vecindario y el turista, con sus dependientes o dueños dispuestos a enseñar el muestrario entero al cliente, y a aconsejarle en cada una de sus dudas sobre los productos en venta, lo que no hace el comercio online, donde el usuario compra solo frente al ordenador frío, aunque, efectivamente, sin moverse de casa, de manera muy cómoda y a cualquier hora.
Además, y de manera tradicional, la tienda física regala muchas veces muestras de cremas, tapas culinarias, un producto gratis por la compra de otro, caramelos para los niños, y en cualquier circunstancia una palabra amable, una sonrisa, una solución personalizada, incluso una venta a granel, que vuelve a ser tendencia, decir, ofrece atención y trato humano, presentación a la carta, algo imposible en e-commerce.
Mercados de abastos
Una tienda o conjunto de tiendas de alimentos y productos de primera necesidad, en realidad puestos, es el mercado de abastos. Muchos mercados tradicionales, construidos en el siglo XX, con su estilo arquitectónico grandioso, de ladrillo o hierro visto, han caído para siempre, por la fuerza de la piqueta, para abrir calles y remodelar plazas. Han sido víctimas de la venta masiva de comida en hipermercados y supermercados medianos o pequeños, que desplazó gran parte de la compra diaria de alimentos por la comodidad de aparcar sin dificultad y cargar el coche con megacompras, en detrimento de familias sin automóvil y personas mayores sin carnet de conducir, que compran, necesariamente lo más cerca posible de sus casas, cantidades mínimas.
Los ayuntamientos, sin embargo, tras transformar en galerías comerciales y en hipermercados los antiguos mercados de productos frescos, están intentando tímidamente sostenerlos, pero solo sobreviven los más conocidos y céntricos, aquellos muy arraigados en la población esencialmente mayor que los frecuenta de toda la vida. El impulso regenerador de los propios comerciantes es el que está invirtiendo en publicidad y en remodelar los puestos con mejor iluminación, exquisita variedad, limpieza y servicios múltiples de cafetería, entretenimiento para niños o información en paneles luminosos.
Conclusiones
El comercio de bienes y servicios ha sido y es esencial para el progreso y comunicación de la sociedad.
Se ha convertido en internacional gracias a Internet, pero sigue siendo indispensable la tienda física.
La cifra de compras y ventas se incrementa año a año, pues tanto pequeños emprendedores como grandes multinacionales viven de la venta de sus productos.
La capacidad de remodelación y modernización del pequeño comerciante se está poniendo a prueba cada día. Por otra parte, está disminuyendo la cantidad de tiendas de alimentos y aumentando la de establecimientos de hostelería.
El consumidor tiene ante sí amplia oferta de productos, precios y modalidad de compra::tiendas de proximidad, hipermercados, webs y mercados municipales de abastos.
La preferencia por las primeras seguirá humanizando nuestras compras.