Comentario de La metamorfosis, novela de Franz Kafka

Un inaceptable cambio se produjo en el protagonista de esta novela, que supuso un revulsivo literario.
Metamorphosized” de Poster Boy está sujeto a una licencia CC BY 2.0.

Un desconcertante relato, escrito en la primera década del siglo XX, sobre la consumada e inexplicable transformación de su protagonista.

Características generales 

Este libro, publicado por Kafka en 1915, supuso una revolución en la edición de novelas de principios del siglo XX, tan amadas y adquiridas en el XIX, de una sola vez o por entregas, en una época donde no existían el cine ni la televisión, aunque sí el teatro, la tertulia familiar, vecinal o social y la lectura a la luz de las velas o candiles y lámparas de petróleo. 

Las novelas, hasta entonces, reflejaban la aceptación absoluta:

  • de clases sociales diferentes, 
  • del papel de la mujer en la sociedad, que siempre pasaba por el hogar y el matrimonio, sin más incentivos o actividades. 
  • del respeto de los hijos a los padres y de los trabajadores a los patronos.

La metamorfosis es un símbolo del cambio a peor, sufrido inesperadamente por tantas personas en el mundo, que pone patas arriba las tres clases de aceptaciones citadas más arriba. Desde las primeras páginas el joven protagonista, Gregorio Samsa, ya está transformado en otro ser, en un insecto gigante, y no puede acudir al trabajo ni siquiera salir de su habitación. Esto supone una enorme fatalidad sobrevenida. El lector traga saliva y no adivina la resolución del caso, pero precisa seguir leyendo, espoleado por la curiosidad.

La familia de Gregorio no acepta el cambio ocurrido en él. Cada miembro de la misma y otros personajes de la novela: el padre, la madre, su hermana Grete, el gerente de su empresa, las criadas y los nuevos inquilinos de la casa toman una postura diferente ante la desgracia acaecida: 

El empleo del protagonista, del que vive la familia, es crucial para todos sus miembros y ninguno de ellos ni el mismo gerente pueden concebir su abandono, en un entorno histórico (primera década del siglo XX) donde la impuntualidad o falta de asistencia al puesto de trabajo podía ser motivo de reprobación, y las huelgas se combatían con despidos y ataques policiales a caballo contra los obreros.

Simbología

La metamorfosis nos revela el sufrimiento del ser que es diferente de los otros en nuestra sociedad, que puede ser el emigrante, el enfermo, el discapacitado, el bisexual o asexual, en resumen, la persona con apariencia distinta a la común en su círculo más cercano, por enfermedad, procedencia o nacimiento. Ese sufrimiento es solitario, inmenso, condicionante para su vida diaria, y le lleva a la marginación, al encierro en casa para siempre, a la cárcel, al hospital psiquiátrico o al asilo. Es un sufrimiento ante el que no se rebela la víctima, porque comprende que su imagen espanta, y acepta resignadamente su reclusión y la indiferencia de la sociedad.

También esta novela redunda en la convicción establecida de que nuestros hábitos de convivencia, de trabajo, de higiene o de comidas son los moralmente aceptables, los únicos que deben permitirse, los mejores, los únicos. Asunto este profundamente evidente en la sociedad de principios del siglo XX, bastante encerrada en sí misma, muy aldeana, apenas viajera, poco instruida, obediente a las normas civiles y religiosas, temerosa del cambio y del poder establecido, pues solo el comercio y la guerra abrían las puertas del mundo exterior.

Aislados, los individuos no sobrevivimos. Esta es otra enseñanza que ofrece La metamorfosis. Representa una convicción que arrastramos en nuestra condición humana. Amamos la libertad, la originalidad, la independencia personal, pero alcanzamos la plenitud como seres sociales y desde luego familiares.Tampoco sobrevivimos sin comida, sin dinero, sin cariño o sin la aceptación de los otros.

Confinados, presos, apartados perdemos las formas, el rumbo, la salud, la movilidad, la ilusión y la energía vital. Si no podemos mostrarnos a los demás tal cual somos nuestra propia higiene se resiente, vencida por la comodidad y la pereza. Si los otros nos marginan no podemos aportarles nada a ellos ni a nosotros mismos. No tenemos incentivos entonces ni disciplina en nuestros hábitos ni pensamientos constructivos o destructivos. Vegetamos en el abandono y en la indiferencia y nos olvidamos del afecto, la responsabilidad, la ambición o la justicia.

Nadie, y menos en la sociedad de 1915, ya iniciada la primera Gran Guerra mundial, lejos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y de la conciencia solidaria internacional de décadas muy posteriores, presta ayuda al marginado, al desgraciado que se ve apartado de la sociedad, si éste no reclama asistencia. Se tolera al pordiosero, al preso, al enfermo mental, al esclavo o sirviente para que no muera de inanición, pero no se le considera como igual ni se le permite salir, abrirse al mundo.

Otros paralelismos

El individuo marginado no existe porque no trabaja, porque no aporta esfuerzo o salario a la familia, porque es un proscrito, o peor, porque se ha convertido en un parásito apestoso y repelente, que da miedo y asco a los suyos y por extensión, a sus compañeros de trabajo, sus patrones y sus vecinos. Los diferentes son los últimos de la escala social, los más vulnerables, aquellos a los que que olvida y desprecia el neoliberalismo. Los raros no valen nada porque nada ganan y nada aportan monetariamente, según esta doctrina actual que recoge prejuicios ancestrales.

El ser diferente no se comunica, no habla, no protesta. El extranjero emigrante tampoco habla un idioma inteligible, así que se le menosprecia e incluso se le insulta o ataca. En realidad, molesta con su lenguaje extraño, con su presencia inapropiada, con sus hábitos inauditos. Solo quienes se integran en la sociedad, y en especial en la clase dominante, son aceptados e incluso admirados, pero no sale gratis integrarse, ni se consigue sin una gran dosis de esfuerzo e inteligencia, de la que no todos disponen.

La propia familia de los individuos raros actúa como juez social y aparta de la circulación a sus miembros de extraño comportamiento y apariencia. Se avergüenza de sus hijos discapacitados, de poca o mucha estatura, obesos o muy flacos, enfermos de hidrocefalia o carentes de brazos, también de sus ancianos y genios incomprendidos como artistas de vanguardia o escritores revolucionarios. 

Los padres sufren la marginalidad de sus hijos, pero no la cuestionan porque la especie es quien tiene que sobrevivir, no el individuo transformado en figura o comportamiento repelente. Los fuertes abandonan a los débiles. Solo los dominantes sobreviven y quienes no se acostumbran o aclimatan, perecen. Quizá los elementos más bajos en la escala social, las criadas, se acercan al ser diferente, causa de la desgracia familiar, por curiosidad o solidaridad, pero no persisten en su empeño 

Esta marginalidad no se cuestiona (al menos hasta la publicación de la novela) ni por parte de quienes la sufren ni por parte de sus allegados. Tampoco se investigan sus causas. Gregorio Samsa no se pregunta a sí mismo ni inquiere a nadie por los motivos de su transformación, de su metamorfosis. Tal vez lucha por adaptarse al medio en un principio, pero desiste con el paso de los días, impotente al aislamiento y a su propia dependencia de sus padres y hermana.

Estilo de la novela

Se trata de un libro básico, duro, original, de narración lenta y revolucionario. Es un relato cuya publicación no dejó indiferente a sus contemporáneos ni a sus lectores futuros. No es una novela al uso ni cómoda de leer por el extraño y duro argumento, donde nadie querría ser Gregorio Samsa.

El lenguaje es claro y descriptivo. La trama resulta insólita, con escasos diálogos. El color de la narración es gris tendiendo a agobiante, como la habitación del protagonista y su destino. El final es imprevisible y los otros personajes nos desconciertan con sus actitudes despectivas, apegados al dinero, a las obligaciones y a las costumbres establecidas.

La novela presenta la historia a través de un narrador externo y objetivo. El personaje principal se siente perdido ante circunstancias que no controla; la acción es escasa, girando exclusivamente en torno a un protagonista indefenso ante una realidad hostil. Está narrada de manera objetiva y ajena a todo artificio retórico. Su universalidad deriva de la sensación de inadaptación que desprende el protagonista, un ser que «no encaja» en la realidad, un adolescente, un adulto en agraz.

Franz Kafka, novelista atormentado, que plasmó sus obsesiones en sus obras.Franz Kafka, novelista atormentado, que plasmó sus obsesiones en sus obras.
Kafka in 1923” está sujeto a una licencia CC0 1.0.

Los personajes

La hermana del protagonista, Grete, nos sorprende en su evolución. Pasa de la ayuda total a su hermano a resultarle indiferente. Pasa también de la dependencia económica familiar a la vida laboral y afectiva de reconocimiento social. Algunos estudiosos han querido ver en ella la salida a la luz de la existencia de las mujeres, el feminismo en cualquier caso, que en las primeras décadas del siglo emergía a través del movimiento sufragista y sindical.

La madre se debate entre el amor a su hijo y los condicionantes sociales. Pelea entre la obediencia a su marido, la subsistencia truncada de la familia y la conmiseración por la víctima encerrada, que es su propio hijo. Se deja llevar por la costumbre y las opiniones ajenas, aunque su instinto clama por ayudar a Gregorio. Es, con todo, una sufridora, no una madre coraje.

El padre no soporta la desgracia del hijo. Le ataca, le desprecia, le abandona. El pater familias es un juez implacable dominado por el miedo y la ira, también por la holganza y la costumbre. No aporta siquiera soluciones. No se plantea la lucha contra la sociedad limitante ni el cuidado a Gregorio. Su desprecio inicial cambia a indiferencia y a asunción de un empleo propio. Cuando padre e hijo se enfrentan cara a cara, este entiende que no hay esperanza, porque el padre gana, ya que representa el mundo exterior, la legalidad, la conciencia social, como la madre representa la familiaridad y la vida doméstica.

El gerente de su trabajo simboliza el ambiente y la jerarquía laboral, ante la cual el mismo protagonista y su familia tiemblan y quieren aparentar tranquilidad. Todos temen el desempleo, la falta de recursos, la amonestación por no acudir al puesto de trabajo puntualmente, el descrédito, en una palabra. El empleo estaba considerado una maldición divina y al mismo tiempo una obligación ineludible. El obrero apenas tenía derechos y el patrono podía inmiscuirse en la vivienda de este para obligarlo a acudir a su puesto.

Los nuevos inquilinos son esos extraños clientes a quienes se empieza a soportar del todo, pero que molestan e inquieren demasiado, con curiosidad malsana y nulo aporte a la mejor convivencia. Ni se comprometen ni ayudan a la familia ni son dignos en su comportamiento. Huyen en seguida ante el mínimo problema.

Las criadas asisten a Guillermo, cada una de distinta forma, aunque en absoluto arriesgan su empleo. Actúan por obediencia y costumbre, según su propia personalidad, pero sin asumir el mínimo riesgo ni reivindicación. Los más débiles suelen ser más solidarios que nadie, aunque no son héroes por definición, y están educados en la obediencia a los poderosos, sin juicio crítico.

Reflexiones de la novela 

Plantea al lector/a preguntas implícitas sobre la cantidad de seres humanos que han soportado y soportan la marginación y el estigma de saberse recluidos, olvidados, despreciados por circunstancias ajenas a su voluntad.

Cuestiona: 

  • la recalcada paz doméstica, las relaciones padres-hijos, consideradas entrañables e inmutables,
  • la obediencia total a los patronos,
  • el destino de los humanos y su condición de juez para los vulnerables, así como 
  • la ascendente carrera futura de los jóvenes, no siempre clara.

Biografía y otras obras de Kafka

Franz Kafka nació en Praga, en el imperio austrohúngaro en 1883 y murió en 1924. Fue calificado de escritor bohemio en lengua alemana. Mezcla elementos fantásticos con temas reales, pues los argumentos de sus obras son los conflictos paternofiliales, la ansiedad, la violencia, la burocracia y las transformaciones del espíritu. Escribió muy influido por su dura vida familiar y los movimientos sociales de la época. Refleja en sus obras sus dudas, opiniones y sufrimientos.

Kafka hablaba checo y alemán. Estudió derecho, fue agente de seguros y luego escritor. Murió de tuberculosis muy joven. Se hizo famoso en los años veinte en Austria y Alemania y en los treinta en Francia, en Gran Bretaña y Estados Unidos, aunque con interpretaciones muy dispares.

Sus obras son:

  • El proceso, escrita entre 1914 y 1915 y publicada en 1925, tras su muerte.
  • La novela corta La metamorfosis, publicada en 1915.
  • Consideración publicada en 1913
  • La condena, publicada en 1913
  • La condena penitenciaria, publicada en 1919,

Escribió además un gran número de relatos cortos y correspondencia familiar, tan aficionado a la tarea epistolar como todos los intelectuales y población de su época.

Dónde encontrar La metamorfosis

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La sociedad de principios del siglo XX

El último siglo del milenio pasado se inauguró con el extraordinario progreso de la tecnología, donde destacan algunos inventos como:

La lavadora eléctrica, impresionante solución para la vida de las mujeres, acostumbradas a hacer la colada doblándose en las riberas de los ríos y en los lavaderos de sus pueblos o ciudades, llenas sus manos de sabañones por el agua helada, los malos jabones y las paletadas a la ropa.

El tractor, máquina decisiva para el trabajo agrícola en los campos, accediendo a terrenos difíciles y acarreando grandes cantidades de cosecha.

La máquina de escribir, icono del siglo XX, instrumento decisivo para el ahorro de tiempo en la redacción de documentos administrativos y literarios.

La máquina de fotos, el mágico aparato que permitió inmortalizar en una imagen instantánea a los participantes e invitados a una boda, a una celebración, a un acuerdo de paz o a una sencilla reunión.

El avión, vehículo fundamental para la guerra, así como para el transporte de mercancías y vehículos, accesible en un principio solo para los gobernantes y el ejército, artífice de los bombardeos en las contiendas bélicas más devastadoras de la humanidad, y luego, con la rebaja de tarifas, medio de transporte para largas distancias, decisivo en la expansión del turismo a escala mundial.

El submarino, vehículo también trascendente para la guerra y la investigación marina.

La bicicleta, vehículo manual, aceptadísimo por la población mundial, ahorrador de esfuerzos y de tiempo de viaje, convertida su práctica en deporte olímpico y en costumbre saludable contra la contaminación de los vehículos de combustión.

La lámpara eléctrica, de potencia creciente con el paso de las décadas, que fue acabando con las velas y las lámparas de aceite, tan provocadoras de incendios domésticos o laborales, que alargó las veladas e iluminó las calles de forma espectacular.

El automóvil, otro vehículo de trascendencia universal, que terminó con el coche de caballos, el cual empolvaba y ensuciaba de excrementos las calles, acaparado al principio por las clases pudientes y luego extendido a las clases medias, consiguiendo acortar distancias en todas partes, aunque también provocando miles y miles de muertos y la contaminación absoluta de nuestro planeta.

El teléfono, fijo durante ochenta años y sin cables después, instrumento básico de comunicación entre personas.

El cine, la cinta de celuloide que acabó con los aburrimientos, si los había, y convirtió en realidad la imaginación, dando movimiento y vida a los relatos y llevando la imagen a cotas tan altas como la palabra. 

Muchos de estos inventos propiciaron gran rapidez y eficiencia en el servicio de correos, que enviaba cartas a otras ciudades y estados, pero también notas y recados a personas de la misma urbe, vitales para emergencias, ventas y anuncios.

Movimientos sociales de principios del siglo XX

El movimiento obrero y el sindicalismo, organizado mediante sindicatos, que reúnen a los trabajadores con el fin de defender sus intereses comunes ante los empleadores y los gobiernos, continúa en ese momento con su lucha internacional, conquistando mejoras en la vida laboral, sustentándose en la jornada de 8 horas y en las vacaciones pagadas, pero denunciando con timidez el trabajo infantil.

El sufragismo, la lucha por el voto femenino en los comicios legislativos y locales, que se inició en Inglaterra, arrastrando en su reivindicación a las otras mujeres europeas y luego a las del resto del mundo. El voto femenino, el sufragio universal, tardó decenios en ser proclamado en todos los países del planeta. 

El municipalismo, cuya ideología política tiene como objetivo proporcionar mayor autonomía a los municipios, teniendo en cuenta la organización y las prerrogativas de las ciudades, a través de una descentralización de la administración pública.

El existencialismo, la corriente filosófica y literaria orientada en el análisis de la condición humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida. ​Planteaba que el punto de partida del pensamiento filosófico es el individuo y las experiencias personales, sí como la angustia existencial que genera la aparente absurdidad de la vida.

El expresionismo, que se plasmó en un gran número de disciplinas: artes plásticas, arquitectura, literatura, música, cine, teatro, danza o fotografía, coincidiendo en el tiempo con la aparición del fauvismo francés, 

Novelas impactantes del siglo XX

La distopía, el ambiente en un mundo extraño e irreal dota a algunas novelas de originalidad arrolladora, que encumbra a sus autores y revoluciona la crítica de los intelectuales y profesores, por encima de la complacencia y de la trama convencional,

La recreación en un entorno sumamente extraño da a sus autores un pasaporte a la fama y crédito para ser leídos, independientemente de su calidad. El atrevimiento es rentable en literatura, quizá aprovechando la monotonía de los relatos clásicos, conocidos por sus argumentos emblemáticos de amor, batallas y peripecias familiares.

Citemos algunas de estas novelas:

Novelas impactantes del siglo XXI

Resumen

Acerquémonos a leer La metamorfosis, novela psicológica de Franz Kafka, donde la angustia y la adaptación son simultáneas, y en la que se nos plantean distintos interrogantes nada fáciles de abordar.


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